Conforme pasa el tiempo, las cosas que detestamos ahora las consideramos normales (o comunes). Me refiero a ciertas actitudes o comportamientos humanos que alteran o desequilibran el orden establecido por Dios, lo que puede incluir los matrimonios homosexuales, los asesinatos, los actos (clericales) de pedofilia, y muchos otros casos. Pienso que lo mismo está ocurriendo en el plano de la adoración y alabanza a Dios.
Diariamente, nuestros oídos son bombardeados con toda clase de sonidos, melodías y tonadas, que despiertan una variedad de estados de animo y comportamiento. Como declara el personaje de Rob Gordon en la película "Alta fidelidad" (2000): "La gente se preocupa que los jóvenes jueguen con armas o vean videos violentos... y le da igual que los mismos jóvenes escuchen diariamente miles, pero miles de canciones sobre sufrimiento, rechazo, miseria y depresión". Y es verdad.
La metalera cristiana (?) Annette Moreno |
Debemos considerar que, a la luz de la Palabra de Dios, no puede haber alianza alguna entre Cristo y Satanás (2 Cor 6:15,16), y en el plano de la música, esa alianza por ningún motivo debe recibir aceptación nuestra. Digo esto por el terrible engaño de intentar mezclar lo santo con lo profano. Eso, a la larga, destruirá nuestra capacidad de reconocer lo puro de lo impuro. Musicalmente, nuestra sociedad pos-moderna se ha "acostumbrado" al ritmo y melodía de corte pop-rock que inunda el panorama musical actual. En la iglesia hay harta referencia a bandas cristianas de rock/pop como Mercy Me, Casting Crowns, Toby Mac, Natalie Grant, y un largo etcétera.
Fireflight, banda "cristiana" de Heavy Metal (!!!) |